lunes, 29 de diciembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.16

Westwood, Beulah Hill, Upper Norwood
19 de Septiembre de 1880

Queridos amigos:

Desde que participé con ustedes en la reunión de oración del lunes pasado, he sufrido grandemente y he quedado bastante inhabilitado. Les pido sus amorosas oraciones para que me recupere pronto, y más aún, para que pueda recibir bendición de esta aguda aflicción.

Ya es algo haber tenido seis meses de trabajo ininterrumpido entre ustedes, y espero que incluso esta dolorosa pausa no sea prolongada. Su gran paciencia sabrá aguantar a este pobre ministro inmovilizado, y no dejaré de intentar todo lo que mi limitado poder pueda desempeñar. Dios usará mi debilidad y Su causa estará ceñida de vigor.

Hoy, las colectas están destinadas a cubrir los grandes gastos extra incurridos para realizar las muy deseables reparaciones. No estamos acostumbrados a déficits al final del año, pero habrá uno a menos que todos los amigos sientan que deben llevar una porción de la carga. No voy a permitir que la idea se aloje en mi mente pues cuando uno se revuelve de dolor en la cama, las preocupaciones son malas compañeras.

En la reunión de oración del lunes, les pido una oración especial por el Colegio del Pastor y por los Colportores, y por la obra en general que Dios ha encomendado a estas débiles manos.

¿Acaso no estoy feliz de que un hijo mío ocupe mi lugar en este día? Bendito sea Dios por ello. Mi más profundo amor acompaña siempre a mi amado pueblo, pero no puedo expresarlo, o, de hecho, no puedo expresar nada, pues mi mente sufre junto con el cuerpo.

Afectuosamente suyo

C. H. Spurgeon

Nota: En 1866 el señor Spurgeon formó la Asociación de Colportores del Tabernáculo Metropolitano. Comenzó con dos Colportores de tiempo completo que eran empleados para ir de un lugar a otro distribuyendo folletos y sermones, vendiendo Biblias y libros y hablando a individuos y familias acerca del Evangelio. También dirigían servicios y escuelas dominicales. El número de Colportores creció rápidamente hasta llegar casi a los cien. La mayoría de ellos trabajaba en áreas rurales donde casi no era visible la influencia cristiana. Durante los veinticinco años hasta la muerte de Spurgeon, se registraron 11, 822,637 visitas a familias.

Colporteur: viene del francés y significa: vendedor ambulante

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Un resumen de la fe cristiana

En una ocasión, el Reverendo Robert Taylor, un ministro de la iglesia presbiteriana que vivía en Upper Norwood, visitó al señor Spurgeon, quien también residía en ese distrito, y le pidió que condensara en unas cuantas palabras su fe cristiana. "Toda ella está contenida en cuatro palabras", -respondió Spurgeon- "¡Jesús murió por mí!"

viernes, 19 de diciembre de 2008

Unión con Cristo

Amados, no habríamos completado esta lista si omitiéramos una preciosa doctrina que necesita, tal vez, un refinado gusto, pero que, una vez que el hombre ha aprendido a alimentarse de ella, le parece que es lo mejor de todo: quiero decir, la grandiosa verdad de la unión con Cristo. La palabra de Dios nos enseña claramente que todos los que han creído, son uno con Cristo: están casados con Él, hay una unión conyugal basada en un afecto mutuo. La unión es más íntima aún, pues hay una unión vital entre Cristo y Sus santos. Los santos están en Él como los pámpanos están en la vid; ellos son miembros del cuerpo del cual Él es la cabeza. Ellos son uno con Jesús en un sentido tan real y verdadero, que con Él mueren y con Él son enterrados, con Él son resucitados y con Él son levantados juntamente y sentados en los lugares celestiales. Hay una unión indisoluble entre Cristo y todo Su pueblo: “Yo en ellos y ellos en mí”. La unión podría ser descrita así: Cristo es en Su pueblo la esperanza de gloria, y ellos están muertos y su vida está escondida en Cristo. Esta es una unión del tipo más prodigioso, y el lenguaje sólo puede exponer sus imágenes muy débilmente pero es incapaz de explicarla por completo. La unidad con Jesús es uno de los pedazos escogidos con tuétano. Pues si, en verdad, somos uno con Cristo, entonces porque Él vive nosotros debemos vivir; porque Él fue castigado por el pecado, nosotros también hemos soportado la ira de Dios en Él; porque Él fue justificado por Su resurrección, nosotros también somos justificados en Él; porque Él es recompensado y se sienta para siempre a la diestra de Su Padre, nosotros también hemos obtenido la herencia en Él y por fe la asimos ahora, y gozamos de su señal.

Oh, ¿podría ser que esta cabeza que se duele tenga ya un derecho a una corona celestial? ¿Es posible que este corazón palpitante tenga un derecho al reposo que resta para el pueblo de Dios? ¿Es posible que estos pies cansados tengan un título para pisar los salones sagrados de la Nueva Jerusalén? Así es, pues si somos uno con Cristo, entonces, todo lo que Él tiene nos pertenece, y es sólo asunto de tiempo y de un designio de la gracia para que lleguemos a su pleno gozo. En verdad, meditando sobre este tópico, cada uno de nosotros puede exclamar: “Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca”.


Sermón No. 846, Suculentos Manajares de Navidad,

Cartas desde el sufrimiento - No.15

Menton
7 de Enero de 1880

Queridos hermanos:

El señor Staff me acaba de entregar la amorosa carta de ustedes. Me apresuro a agradecerles de todo corazón. Sólo voy a comentarles esto: mi salud se encuentra en tal condición que voy a aceptar tomarme un descanso de por lo menos una semana más, así que tendrán que suplirme inmediatamente por otro domingo. Sugiero que me supla el señor Wood de Holloway.

Escribo esta nota ahora para ahorrarme el correo pero voy a escribirles largamente mañana. Que Dios les bendiga por siempre.

Afectuosamente

C. H. Spurgeon


Nota: el año de 1880 fue de mucha actividad en el Tabernáculo Metropolitano, año en el que se incorporaron más de 450 nuevos miembros. Desde 1868, 511 estudiantes habían pasado por el Colegio del Pastor quienes, según la información disponible, bautizaron a 39,000 personas. El señor Spurgeon se refirió a ellos diciendo: ‘Me siento muy agradecido porque una gran proporción de estos hombres han continuado en la obra, permaneciendo inmutables en sus sentimientos… Por supuesto que hay fallas; no podemos garantizar a los hombres. No podemos garantizar un caballo, y ciertamente no podemos garantizar un hombre, pues, en adición a todas las debilidades del cuerpo, que también tiene un animal, el hombre posee debilidades de la mente y del espíritu, de tal forma que alguien que sea un estudiante excelente puede resultar ser un predicador mediocre, y alguien que ha sido un estudiante notable se va inesperadamente y no podemos saber quién será el que lo haga. Algunas veces se enamora, que puede ser bueno o malo según la persona que ame; o se torna excéntrico, o se entrega en demasía a su pasatiempo favorito, o entiende el libro de Apocalipsis mejor de lo que entiende a Mateo, Marcos o Romanos. Algún capricho se apodera de él, o, por otra parte se torna un sibarita… Pero es una bendición que este asunto haya sido motivo de poca aflicción para nosotros. Por el contrario, nos hemos gozado en los hermanos.”

En Junio fueron colocadas las piedras conmemorativas de cuatro casas que habrían de servir de orfanatos para niñas. Doscientas cincuentas niñas serían albergadas en ellas, en adición a los doscientos cincuenta niños. El señor Spurgeon y sus editores cubrieron el costo de una de las casas y la bautizaron como la ‘Casa del Sermón’ pues Spurgeon dijo: ‘el Colegio del Pastor, los orfanatos, y todas nuestras obras le deben mucho a los sermones. Yo tengo una pequeña iglesia de unos 5,500 miembros ubicada en Newington Butts; pero cuento con una iglesia más grande de unos 56,000 miembros, me atrevería a decir, en toda Inglaterra, Escocia e Irlanda, que siempre están dispuestos para cualquier obra que tenga que ser realizada… Esta casa habrá de ser un testimonio de nuestro agradecimiento a Dios para todas las edades, porque los sermones han continuado siendo impresos, semana a semana, durante más de veinticinco años.’


sábado, 13 de diciembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.14

Menton
28 de Diciembre de 1879

Mis queridos hermanos:

Ahora que estamos iniciando nuestros servicios especiales, los exhorto a laborar como un solo hombre para que todo resulte un éxito. La obra del Señor es enviar la bendición, pero, como regla, Él comienza a obrar en los pecadores despertando antes que nada a Su propio pueblo. Nosotros creemos en la gracia, y únicamente en la gracia, pero sabemos por experiencia que el verdadero avivamiento no es una calabacera que brota inesperadamente mientras los hombres duermen, sino que, como el ángel de Belén, visita a aquellos que se mantienen vigilantes sobre sus rebaños durante la noche. Para nosotros, la gracia es como el vino nuevo, refrescante e inspirador, y no como una poción soporífera que genera la somnolencia de la inacción. Los señores Smith y Fullerton, que dirigen los servicios, han demostrado su idoneidad para el puesto por su éxito en otras congregaciones. Si el agrado del Señor no prospera en sus manos entre nosotros, será culpa nuestra, y no suya.

Lo que se requiere es, antes que nada, mucha oración. Todo el pueblo del Señor puede integrarse a esta actividad. Asistan a la reunión de oración del mediodía, de ser posible, y si no, de igual manera, oren. Sin el Espíritu Santo no somos nada, y únicamente la oración puede obtener Su ayuda. El siguiente paso práctico es dar a conocer las reuniones. La gente no puede asistir a los servicios si desconoce que se están llevando a cabo unas reuniones. El gasto publicitario es muy grande si se deja que lo hagan únicamente las autoridades de casa; pero si cada persona divulgara las noticias, se tendría un medio de publicidad más efectivo, y podría llevarse a cabo en gran escala y con muy pocos desembolsos. Si no pueden predicar el Evangelio, todavía pueden ganar un alma dando a conocer que el Evangelio está siendo predicado. La tercera acción necesaria es llevar gente. Persuadan a sus amigos y vecinos a que asistan. Recorran todo un distrito. Hagan visitas casa por casa para entregar invitaciones. ‘Fuércenlos a entrar’, y después de haber hecho esto, hablen personalmente con la gente. Hablen a nombre de Jesús, aunque sea con labios balbuceantes, tanto antes como después de los mensajes de los predicadores. Los buenos sermones necesitan un seguimiento por medio de súplicas personales. Dios bendice con frecuencia los débiles esfuerzos; en verdad, Él no permite que el verdadero esfuerzo caiga al suelo. ¡Cómo desearía poder persuadir a TODOS los miembros de la iglesia para que participen en la Guerra Santa! Dios sabe cuánto desearía poder estar con ustedes en estas circunstancias. Mis debilidades me impiden participar en la campo de la sagrada acción, pero mi corazón los vigila. Así como han servido al Señor en mi presencia, también les pido que le sirvan mucho más en mi ausencia; que, de ser posible, mi falta de servicio sea compensada por el excedente de la labor de ustedes. No sólo tienen que desempeñar su propia labor, sino la mía también. Sean pastores para los corderos y para las ovejas descarriadas. Si no pueden ocupar el púlpito, pregonen la misma ‘vieja, vieja historia’ que es el único mensaje con el que ha resonado durante muchísimos años. Yo envío mi más ferviente amor cristiano a sus amados diáconos y ancianos, suplicando a todos ustedes, a todos juntos, que se unan en el servicio del amor con todas sus fuerzas.

Suyo afectuosamente,

C. H. Spurgeon

Nota: el señor Spurgeon publicó esta carta en su revista La Espada y la Cuchara del mes de Febrero de 1880 con este comentario: ‘Insertamos la siguiente carta que enviamos a casa, porque podría mostrarle a otras iglesias cómo la totalidad de los miembros puede ayudar en los servicios especiales, y alcanzar el éxito con la bendición divina’.




jueves, 4 de diciembre de 2008

La posible gravedad de tu estado de salud

Muchas personas están muy preocupadas acerca de su salud física, especialmente cuando sienten extraños dolores que podrían ser síntomas de algún problema serio. Sin embargo, la mayoría de nosotros pasamos por alto la preocupación por la salud de nuestras almas.
Esto es muy ilógico puesto que el cuerpo es sólo temporal, mientras que el alma vive para siempre. Mientras lees este texto, imagínate que has entrado a una especie de clínica para el alma, donde todos los órganos y miembros del alma serán auscultados y recibirás un diagnóstico de su estado.
El asunto es que cualquier examen manifestará, inevitablemente, la existencia de problemas serios. Ningún ser humano ordinario ha sido diagnosticado jamás como libre de los mayores defectos y las enfermedades del alma.
Durante la guerra de Corea, algunos doctores norteamericanos llevaron a cabo numerosos exámenes 'post-mortem' de soldados muertos en batalla. De estos exámenes surgieron unas estadísticas que alarmaron al mundo médico. Encontraron que la mayoría de los jóvenes menores de 25 años de edad, mostraban ya evidencias notables de enfermedades coronarias que hubieran resultado en paros cardíacos en los siguientes 20 años.
Si nuestras almas pudieran ser sujetas a un análisis clínico ahora, sería manifiesto que cada uno de nosotros se encuentra en un estado letal y fatal. El mal que nos afecta a todos es la enfermedad del pecado. Los síntomas son fáciles de reconocer, no por la palidez o la hipertensión, sino más bien por síntomas más desfigurativos.

El gran alborotador
Los síntomas de esta enfermedad se manifiestan en la personalidad. Nos vuelve vanos, fríos, altivos y arrogantes. Nos hace engañosos, astutos y jactanciosos. Esta es la enfermedad que engendra la impureza, la envidia y la hipocresía. También provoca avaricia y egoísmo. La lista es interminable.
El pecado es la más grave enfermedad y, sin embargo, es la más subestimada. Afecta permanentemente cada parte del alma y del carácter, y corrompe y estropea todo. Pero es todavía peor que eso, ya que nos incapacita para las experiencias más importantes de esta vida.
La parálisis impide generalmente que algún joven pueda volver a participar en prácticas de atletismo o de cualquier otro deporte. Tales actividades quedan más allá de sus esperanzas y sus sueños. De manera semejante, la enfermedad del pecado arruina toda posibilidad de relación con Dios. Nos separa completamente de Dios, de tal manera que no podemos tener ninguna experiencia personal de Él.
Nuestro diagnóstico espiritual debe comenzar con un examen de la conciencia. ¿Está en buena salud? ¿Está funcionando tu conciencia?
La respuesta debería ser negativa ya que la mayor parte del tiempo la conciencia sufre de un tipo de parálisis adormecedora. Casi nunca se mueve y casi no habla. ¿Por qué razón? Es por haber sido golpeada continuamente durante muchos años por nosotros mismos.
Aprendemos cómo manipular nuestra conciencia muy pronto en nuestra juventud. Cuando la conciencia protesta debido a algún pecado, o cuando nos ocasiona dolor y vergüenza, reaccionamos rápidamente defendiéndonos. Aprendemos a justificar cualquier cosa que hacemos, echándole la culpa a las circunstancias o a otras personas. La golpeamos gradualmente hasta que logramos someterla.
La primera vez que cometimos algún pecado grave, nuestra conciencia nos remordió bastante. La segunda vez nos remordió menos. Pero una vez que la conciencia ha sido suprimida por completo, casi no nos remuerde.
En algún lugar en el calabozo del alma, la conciencia contusa y debilitada, llega finalmente a quedar silenciada, y entonces, somos 'libres' para comportarnos y hablar como nos parezca. Quedamos en libertad para ser egoístas, avaros y sensuales si nos place, sin ningún remordimiento.
Consideremos otro aspecto del alma. ¿En qué estado está la facultad o poder de dominio propio? ¿Qué sucede cuando el mal genio comienza a aumentar o la envidia o la avaricia se incrementan? ¿Somos capaces de controlarnos? ¿Es débil y deseperada esta parte de nuestra alma? ¿Qué sucede con la importante facultad de la integridad y honestidad? ¿Es saludable? Tristemente, esta parte del alma está generalmente agobiada por la misma enfermedad. Casi todos somos sucios y andrajosos en este punto. Todos estamos llenos de mentiras 'piadosas', de excusas, exageraciones, jactancias, de mentiras intencionadas, engaños y toda forma de fraude. La facultad de la integridad ha sido torcida voluntariamente hasta lograr que sea irreconocible.

Chequeo de los órganos vitales
¿Qué hay con la virtud del alma que llamamos humildad? ¿Está también enferma? Por supuesto que sí, pues casi todos parecen sufrir del cáncer del orgullo. Para la mayoría de la gente, el gran motivo de vivir es el orgullo. Les preocupa lo que los demás piensen de ellos. Buscan cómo dar una buena impresión y se vanaglorían y se jactan haciendo alarde de sí mismos. Tienen una lucha interminable para conseguir progreso, poder, superioridad, etc. La enfermedad del orgullo se ha arraigado en lo más profundo de sus almas, de tal manera que la humildad ha menguado tanto que que casi se ha vuelto inexistente.
¿En qué condición se encuentran las tres partes fundamentales de la personalidad? La mente está llena de egoísmo y de pensamientos necios. La facultad del entedimiento está hinchada y desfigurada por muchos proyectos y pensamientos pecaminosos, principalmente por el egoísmo, el odio, el amor propio y la hostilidad.
También las emociones están seriamente deformadas. Los afectos están dañados con el cáncer del amor propio e igualmente padecen de muchos tumores que llamamos "concupiscencias".
La voluntad está tan deteriorada que sufre de terribles e irracionales convulsiones. Responde inmediatamente a cualquier tentación pasajera o se vuelve obstinada y rebelde a la obediencia.
Este es un diagnóstico impresionante y deprimente acerca de los distintos aspectos de la condición del alma. Si recibiésemos un reporte semejante en relación a nuestra salud física, nos daríamos cuenta de que la sobrevivencia sería imposible.
Hace muchos años en Inglaterra existían puestos de 'rayos x' donde se buscaban los primeros indicios de la tuberculosis. El plan era detectar la enfermedad lo antes posible a fin de tener oportunidad de atacarla. Existía un problema: era muy difícil convencer al público para que se sometiera a la radiografía. Muchas personas preferían no saber las malas noticias y continuar ignorando su verdadera condición.
Este es el mismo caso que ocurre con el mensaje de la Biblia. Si no podemos lograr que la gente se percate de la condición enferma y desesperada de su alma, entonces nunca buscarán el poder sanador y restaurador del gran médico de las almas, el Señor Jesucristo.
Permítanme describir algunas de las peores características del pecado cuando se le ha dado rienda suelta en nuestras vidas. El pecado es la enfermedad más infecciosa que un pudiera imaginar. Por ejemplo, al criar a nuestros hijos, nuestras debilidades les serán transmitidas a través de nuestro ejemplo y del ambiente del hogar. Inevitablemente adquirirán algunas de nuestras peores características.
Otra característica del pecado es que es una enfermedad muy debilitadora y prolífera. De alguna manera nos imaginamos que dentro de diez o quince años seremos la misma persona que somos actualmente, con la misma perspectiva, personalidad y carácter, pero nunca es así. Inevitablemente ocurrirá un deterioro significativo en nosotros, porque la enfermedad del pecado traerá sus efectos.
Cualquier persona que ha rebasado ya los 30 años de edad, está consciente de esto. Recordemos cómo éramos durante la juventud y la adolescencia. Podemos ver cuánto han cambiado nuestros viejos amigos, nuestros familiares, y en particular cómo se han ido endureciendo y comprometiendo más con lo malo. Aun los amigos que eran más idealistas en su juventud, ya se han desilusionado, y han perdido su ímpetu. Podemos observar tristemente cómo cada uno se ha vuelto más materialista, cínico y egoísta. Con el transcurso del tiempo todas las cosas que nos unían y nos atraían se han ido desvaneciendo rápidamente. El pecado siempre es progresivo.

Viviendo con el dolor
Otra característica del pecado es que es una enfermedad muy dolorosa. Puede ser que las palabras, pensamientos y hechos pecaminosos no sean tan dolorosos en el momento, pero sus consecuencias siempre lo son. Una vida a merced de todo antojo, tentación y pasiones, cuesta la juventud, los años, sin mencionar su costo económico. Conduce a un corazón quebrantado a la desilusión, al remordimiento, a la amargura e incluso a la neurosis. La mitad de las pastillas que se consumen a diario en este mundo enfermo de pecado, son en realidad meros paliativos, remedios temporales para la grave enfermedad del alma.
Además de todo esto, el pecado es una enfermedad que produce un terrible aislamiento. Nos separa a unos de otros, pero lo más impactante es que nos separa también de Dios. Es sólo por causa del egoísmo, la podredumbre y el orgullo del corazón humano que nos dividimos unos de otros, hasta convertirnos en enemigos.
¿Qué se puede hacer con respecto a esta enfermedad? ¿Nos puede ayudar un doctor o un psicólogo? ¿Existe alguna medicina o terapia? La Biblia contesta que no, que desde la perspectiva humana, la enfermedad del pecado es incurable. No hay nada que podamos hacer para detener o sanar esa enfermedad. No tenemos remedio alguno.
Todo lo que el hombre puede hacer es administrar calmantes. Puede aliviar los efectos de esta enfermedad buscando el placer, el entretenimiento, o acudiendo a la bebida para amortiguar sus malestares. También puede enredarse en sus negocios, posesiones y cualquier otra cosa que le ayude a disminuir el dolor del vacío que hay en su corazón.
La única esperanza para curar esta enfermedad del alma es darnos cuenta que no podemos curarla, que tenemos que acudir a Dios para que seamos curados y perdonados. Solamente Dios puede limpiar la rebelión y el orgulloso espíritu de independencia que trajo esta enfermedad al mundo en un principio. Solamente Dios puede lavar y limpiar la culpa y la profunda perversión que implican tantos años de pecado.
Puesto que Dios es santo y perfecto, Él puede curar y perdonar a cualquier miembro de la raza humana. Dios tiene que quitar primero la culpa, que nos hace indignos de tener contacto y comunión con Él. Con este fin, para poder perdonarnos, Dios mismo tuvo que venir a este mundo y sufrir el castigo de nuestro pecado como sustituto nuestro. Eso es lo que Jesucristo estaba realizando cuando sufrió y murió en la cruz del Calvario hace unos dos mil años. Allí, Él efectuó una propiciación personal por el pecado de todos aquellos que acuden a Él para encontrar alivio.
Antes de que alguien pueda ser salvo de la enfermedad del pecado, tiene que haber un acercamiento urgente con el Gran Médico. Tienes que estar profundamente ansioso y preocupado acerca de la enfermedad de tu alma. Deberías anhelar vehementemente ser sanado, deberías reconocer que solamente Cristo puede sanarte. Como aquel enfermo que, acercándose a Cristo le dijo: "Señor, si quieres, puede limpiarme." (Lucas 5: 12). Entonces, deberías acercarte a Cristo de la misma manera: debes orar a Él y hablarle acerca de tu condición; debes reconocer que mereces ser condenado y desechado para siempre. Debes arrepentirte profunda y sinceramente del pecado y desear que tu vida sea cambiada por Su poder. Dile que quieres conocerle y vivir para Él desde ahora y para siempre. Si ruegas sinceramente a Cristo pidiendo el perdón y la conversión, Él no te rechazará. Sanar y tener misericordia de quienes Él quiera, es la prerrogativa divina. Si Él te ha conducido a buscar la curación de tu pecado, entonces Él mismo realizará la cirugía radical y divina en tu vida, trayendo resultados que jamás podrías realizar por ti mismo.

El único remedio
El Señor puede destruir la virulencia de esta enfermedad y proporcionar una vida completamente nueva y una personalidad transformada. También pueden ser erradicados los efectos secundarios de la enfermedad del pecado, por ejemplo, la insensibilidad del alma que hacía imposible que oraras o sintieras la presencia de Dios. Tú puedes llegar a conocerle y amarle. El Señor puede hacer por ti todas estas cosas y, si Él las hace, sabrás que te ha cambiado y sanado de tu enfermedad. Pero esto no sucederá mientras no desees ser verdaderamente curado de la enfermedad del pecado.
¿Cuántas personas malgastarán el resto de sus vidas con sus almas atrapadas e infectadas progresivamente con el pecado? La mayoría permanecerá así, hasta que los alcance la muerte y termine toda esperanza. No hay ningún médico en la tierra como Cristo. No hay ningún doctor humano que cure a sus pacientes recibiendo las consecuencias de la enfermedad sobre Él mismo. Esa es la gloria exclusiva de Cristo, el Gran Médico del alma.

Iglesia Bautista de la Gracia
Ciudad Netzahualcóyotl
México
http://www.graciaaudio.com/

martes, 2 de diciembre de 2008

¿Qué significa ver el Reino de Dios?

¿QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN: “VER EL REINO DE DIOS”? Quiere decir dos cosas. Ver el reino de Dios en la tierra es ser un miembro de la iglesia mística, es gozar de los privilegios y de la libertad del hijo de Dios. Ver el reino de los cielos significa tener poder en la oración, tener comunión con Cristo, tener comunión con el Espíritu Santo, y producir y engendrar todos esos frutos benditos y gozosos que son el efecto de la regeneración.

En un sentido más excelso, “ver el reino de Dios”, significa ser admitido al cielo. “El que no naciere de nuevo”, no puede saber acerca de las cosas celestiales en la tierra, y no puede gozar de las bendiciones celestiales por siempre; “no puede ver el reino de Dios.”

Charles Haddon Spurgeon, El Púlpito de la Capilla New Park Street, sermón no.130, 'La regeneración'.

lunes, 1 de diciembre de 2008

El Evangelio es sencillo y fácil de creer

No obstante lo que leemos y oímos a menudo de parte de los hermanos que sostienen la “doctrina ultrafina”, el Evangelio no es difícil de entender ni de creer. El Señor es el Autor y Consumador de nuestra fe, y nada es difícil ni arduo para Él. Él ha hecho todo el trabajo “difícil” que se requiere para nuestra salvación, y nos lo entrega por Su gracia y no por nuestras obras.

Jesús comparó ser salvo o nacido de nuevo con el simple acto de mirar a la serpiente de bronce y ser sanado por eso (Juan 3: 14-16). El joven Charles Spurgeon descubrió que era simplemente un asunto de “mirar a Jesús” para tener una vida sempiterna.

Es por eso que me apasiona tanto Spurgeon: él no entorpece o desordena el simple Evangelio y la fe simple, con la abundante mezcolanza teórica que leemos y oímos de diferentes grupos.

Spurgeon nos cuenta la historia de un sencillo sujeto llamado “Jack”, quien fue salvado por creer simplemente. Jack no era un tipo muy brillante, pero hacía sus recorridos diciéndole a la gente que era salvo. Muchos dudaban que el simplón de Jack fuera realmente salvo. Jack hacía que todo pareciera demasiado “fácil”, y muchos querían interrogarlo acerca de cosas “profundas”. Jack simplemente respondía a todas sus preguntas diciendo: “yo soy un pobre pecador, y nada más, pero Jesús es mi todo en todo.” Sus críticos y los escépticos no podían mover a Jack de su fe simple. Spurgeon le dedicó cerca de dos páginas, relatando la historia del “pobre Jack” y su testimonio (Volumen 1, New Park Street Pulpit, sermón No.47, La oración de Cristo por Su pueblo).

Hoy día, algunos de los “hermanos ultrafinos en doctrina” (así los llamaba Spurgeon), denigran la fe simple como “regeneración decisional” y “fe fácil”, etc., y proclaman una norma de salvación que equivale a una forma de salvación por obras. Pero por la gracia de Dios, la salvación es “fácil” y el Evangelio es “simple” a pesar de lo que los hermanos digan y piensen.

Spurgeon dijo: “¡Oh, fe sencilla, tú tienes las llaves del reino! Ven, y sé bienvenida”.

Spurgeon predicó un sermón sobre Juan 1: 12, 13, y sus palabras iniciales fueron: “Todo aquí es simple; todo es sublime. Aquí tenemos ante nosotros ese Evangelio sencillo por medio del cual hasta el más ignorante puede ser salvo” (La simplicidad y sublimidad de la salvación, Vol.38, El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano).

Decía que era tan simple que “niños de tres y cuatro años de edad han podido entenderle sin ninguna duda; y ha habido muchas personas, no muy distantes de la idiotez, que han podido creer; una doctrina que necesita ser razonada, podría requerir de cierto grado de desarrollo mental, pero el simple acto de confiar no requiere de nada de esa índole”.

Ahora, la razón por la que Spurgeon creía que era tan simple, es porque creía que la Palabra de Dios es poderosa, y el Espíritu Santo acompaña a la Palabra, y eso es lo que vence la resistencia de la naturaleza humana, y la vuelve fácil de creer.

“Esto es un asunto muy simple”, decía, “una grano de fe vale más que un diamante del tamaño del mundo… La salvación es un asunto muy simple. ¡Dios, ayúdanos a verla simplemente y prácticamente, y a recibir a Cristo, y a creer en Su nombre! Yo repito esto una y otra vez, y no me salgo de esto, porque encuentro que esta medicina cura todas las enfermedades del alma, mientras que la charlatanería humana no cura nada. Sólo Cristo es el único remedio para las almas enfermas por el pecado. Me identifico con Lutero cuando dijo: 'He predicado la justificación por fe con tanta frecuencia, y a veces siento que ustedes son tan lentos para recibirla, que casi quisiera tomar la Biblia, y golpear sus cabezas con ella'."

Spurgeon contaba acerca de una mujer que le oyó predicar, pero que no creía. Quería que Spurgeon orara por ella para que fuera salva. Spurgeon le dijo: “No, no voy a orar por usted… Yo le expongo a Cristo crucificado y le ruego que crea en Él. Si no quiere creer en Él, estará perdida; y no voy a pedirle a Dios que establezca un camino especial de salvación para usted. Usted merece ser condenada si no cree en Cristo.” El resultado inmediato fue que la mujer exclamó: “¡Oh, puedo ver ahora! Veo en verdad a Cristo, y confío en Él.”

Todo es muy simple, ¿no es cierto? Sin embargo, da la impresión que algunos hermanos, después de todos estos años, todavía están tratando de “recuperar el Evangelio”.

¿Cuándo aprenderán que el Evangelio es muy simple, y creer es tan fácil?

jueves, 27 de noviembre de 2008

El Segundo Mandamiento

“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
Éxodo 20: 4-6.

Hay dos cosas específicas que el segundo mandamiento prohíbe: la primera de ellas es la fabricación o hechura de imágenes, y la segunda es la adoración del Dios verdadero de una manera falsa.

En relación con las imágenes:
En el mandato divino -no humano- de no hacernos imágenes, se incluye a todos los ídolos, imágenes, muñecos de oro, plata y yeso, que se encuentran en los templos de la religión dominante de nuestro país, que fue impuesta por los españoles tanto en México como en todos los países conquistados por ellos. Ahora, respecto a las imágenes, aunque a nadie le gusta que le digan que lo han engañado, es necesario comentar que los mexicanos hemos sido engañados por los supuestos “guías espirituales” del país. ¿Por qué? Bien, porque Dios prohíbe en Su palabra muy claramente la fabricación de imágenes. El profeta Isaías nos advierte: “Serán vueltos atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las esculturas, y dicen a las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros dioses” (Isaías 42: 17). Pero es una gran incongruencia que la religión popular, con la Biblia en la mano y torciendo su interpretación, diga: “No hay problema”, “no les hagas caso”, “prosigue en tu religión, en lo nuestro”, “te quieren lavar el cerebro, no te dejes engañar”, “así son nuestras tradiciones”, etc...

Entonces, debemos cerciorarnos de la verdad en la Biblia, y debemos entender que la Escritura se opone al paganismo y a la idolatría. No hemos de enfurecernos porque se ataquen “nuestras tradiciones y nuestras raíces”, porque la dignidad de la raza humana no se encuentra en su pasado histórico, que pudo haber sido bueno o malo, sino en el hecho de ser criaturas hechas a la imagen y semejanza de Dios, del Dios de la Biblia.

En este segundo mandamiento, la prohibición divina incluye también los crucifijos, medallas, escapularios, cristos, santos, vírgenes y cualquier objeto que “sirva” para darnos una supuesta protección contra peligros, enfermedades, accidentes, malos espíritus, etc. Igualmente son condenados los objetos supersticiosos de la astrología y de la brujería, tales como amuletos, signos del horóscopo, pulseras de buenas vibras, anillos encantados, etc. ¿Por qué? Simplemente porque Dios no quiere que confiemos, para nuestra protección, cuidado y salvación, en nadie más sino en Él, a través de Cristo. Cristo es el único camino vivo y verdadero para allegarnos a Él, por muy atractivo o sincero que nos pareciese cualquier otro. No hay otro. (Ver Juan 14: 6; Hechos 4: 12; 1 Timoteo 2: 5).

Una aclaración:
Hemos de señalar que este mandamiento no prohíbe el arte, ni la pintura o la escultura. Prohíbe el uso de imágenes u objetos religiosos en la adoración de Dios. Por ello se dice: “No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás.” El mandamiento se refiere a cualquier semejanza de cosas del cielo, de la tierra o de las aguas debajo de la tierra… que sean usadas para adorar a Dios.

Por otra parte, los defensores del uso de imágenes y esculturas, pasando por alto el mandamiento divino, justifican el uso de tales objetos en la adoración, diciendo que “les ayudan a acordarse de Dios, a concentrarse y estar conscientes de Su presencia”. Afirman que los ídolos son una manera de dar sustancia y realidad a su concepto de Dios, ya que sin ellos la adoración resulta muy difícil. Argumentan que no adoran a la imagen o al ídolo, sino al “espíritu” que representan. Los idólatras de todo el mundo dicen lo mismo: que no adoran a la imagen, y que sólo adoran a dios mediante el uso de la imagen. Pero siempre que los hombres han hecho imágenes o ídolos visibles de sus dioses, han llegado a pensar más tarde que las propias imágenes han estado habitadas por los propios dioses. Las imágenes llegan a ser luego el centro de la adoración, en lugar de lo que supuestamente representaban. En realidad, en vez de ayudar a los adoradores, las imágenes han terminado por confundirlos y, al final de cuentas, las personas terminan postrándose ante sus ídolos y terminan adorándolos.

En otras ocasiones, la transgresión de este segundo mandamiento es disculpada, argumentando que no se está adorando al ídolo, sino que “sólo le está venerando”. Sin embargo, las propias personas que veneran, no pueden explicar cuál es la diferencia entre venerar y adorar. La verdad es que por más que quisieran demostrarlo, no existe, en realidad, ninguna diferencia.

Una explicación de la prohibición divina:
¿Por qué prohíbe Dios la fabricación de ídolos o la adoración por medio de imágenes? Primero, porque no es posible hacer una representación visible o una imagen verdadera de Él. Nada podría representarlo correctamente. La naturaleza y el carácter de Dios no pueden ser representados por medio de imagen alguna. Dios, como espíritu, no tiene ninguna semejanza con las cosas materiales de este mundo. En otras palabras, no hay ninguna clasificación humana disponible para catalogar a Dios. Él es Santo, Justo, Perfecto, Infinito, etc. No hay nada comparable a Él. El profeta Isaías, apuntando hacia esta imposibilidad de representar a Dios por medio de una imagen, pregunta: “¿A qué pues haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” (Isaías 40: 18). Nuestro Señor Jesucristo, arremetiendo en contra de una forma de adoración idolátrica, dijo que “Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren” (Juan 4: 23).

Dios como un ser vivo, infinito y personal, prohíbe que hagamos cualquier representación visible de Él. ¿Podemos representar al “Dios infinito” por medio de cosas “finitas”? ¡Claro que no! Las imágenes empañan y deshonran Su gloria, y le ofenden en gran manera pues le ubican al nivel de una simple criatura, corrompiendo Su grandeza y majestad.

Dios se ha manifestado por medio de Sus atributos, y Su gloria consiste en la suma de Sus atributos: santidad, justicia, soberanía, amor, omnipotencia, etc. (Éxodo 33: 18-18 y 34: 5-8). Por lo tanto, todos aquellos que fabrican, veneran y adoran ídolos o imágenes, manifiestan abiertamente que no conocen a Dios y que no saben nada de Su gloria.

Una ilustración: cualquier persona que entienda la realidad de la omnipresencia de Dios, es decir, que Dios está en todas partes, no puede ser capaz de hacer o adorar un ídolo. Bien, considere esto: ¿acaso no sería ridículo postrarse ante el cuadro del presidente de México, y hablarle, estando en la presencia del propio presidente? De igual manera, la naturaleza espiritual de Dios y Su omnipresencia, dan por hecho que Dios no puede ser adorado, ni honrado, a través de ningún ídolo o imagen. ¿Por qué? Porque no es necesario hacer una representación física de alguien que siempre está presente.

Además, no es posible representar ninguno de los atributos de Dios mediante imágenes. Por ejemplo, la existencia eterna de Dios no puede ser representada por ningún ídolo; la santidad de Dios no puede ser representada por ninguna imagen, etc. Escuchemos nuevamente la pregunta de la profecía de Isaías: “¿A qué pues haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” (Isaías 40: 18). Entonces, sólo quienes tienen ideas falsas y conceptos erróneos de Dios, pueden honrar las imágenes que supuestamente le representan.

En segundo lugar, Dios prohíbe las imágenes porque cada imagen de Dios no sólo es una mentira, -por ser una representación indebida- sino que también enseña mentiras acerca de Él. Las imágenes imprimen errores de todo tipo en la mente humana respecto a Su carácter y voluntad. En Romanos 1: 25, el apóstol Pablo explica que los idólatras terminan cambiando la verdad de Dios por una mentira, honrando y brindando culto a las criaturas antes que al Creador.

Las imágenes mienten porque pretenden representar a Dios cuando en realidad no lo hacen. Más bien limitan a Dios despojándole de Sus atributos y distorsionando Su carácter. Por ejemplo, los niños que, señalando las esculturas muertas o jugando con los calendarios impresos con supuestas imágenes sagradas, dicen a su padre: “mira papá, allí está diosito”. Y así es el “diosito” que se forma en su mente, un pedazo de yeso incapaz de inspirarle amor, y una imagen muda con la que puede jugar y ponerle el pie encima. Entonces podemos decir que las imágenes, en lugar de ayudar a revelar al Dios verdadero, le ocultan en realidad.

En el Nuevo Testamento aparece una enseñanza terrible acerca de las imágenes y los ídolos (Ver 1 Corintios 10: 19-20). Sin importar que los hombres se percaten o no, la Biblia nos dice que el diablo es quien inspira y está detrás de cada ídolo y detrás de cada falso sistema de adoración que desvía y pierde a las almas de los hombres. Así que las personas que honran y veneran imágenes, en realidad honran y sirven al enemigo de Dios. Recuerden que la sinceridad y la ignorancia no excluyen a nadie de violar este mandamiento divino.

En tercer lugar, Dios prohíbe las imágenes porque destruyen la verdadera naturaleza de la adoración. ¿Por qué? Porque Dios desea que los seres humanos se postren ante Él y no ante una imagen. Dios quiere que le adoremos con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas, y no con un rito externo que incluya tan solo el movimiento de nuestros labios y la presencia de nuestro cuerpo. La adoración de un objeto muerto resulta ser algo irracional, pero la adoración de un Dios vivo y verdadero implica que el hombre lo haga con todo su ser, espíritu y alma.

En cuarto lugar, Dios prohíbe las imágenes porque destruyen la verdadera naturaleza de la fe. La verdadera fe cristiana está basada en la revelación que Dios nos ha dado de Sí mismo en Su palabra escrita. Dios se ha manifestado, no por medio de una imagen, sino por medio de un libro y por medio de una persona. El libro es la Biblia y la persona es el Señor Jesucristo.

El cristianismo verdadero consiste en una relación viva y personal con Dios, y solamente podemos entrar en esta relación personal por medio de la fe en Cristo. Entonces, el lado positivo de este mandamiento es que creamos en Cristo, que creamos en Dios tal como se ha manifestado en la persona y en la obra de Cristo. De conformidad a 2 Corintios 4: 4-6, Dios ha manifestado Su verdad y Su gloria en la persona y la obra de Su Hijo. En el Libro de Hebreos, en el capítulo 1, se afirma que Cristo es “el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de su sustancia”. Por lo tanto, si queremos acercarnos a Él, no es a través de ningún ídolo o imagen, sino a través de Cristo, quien es el único mediador señalado entre Dios y los hombres (1 Timoteo, 2: 5).

Las imágenes mentales de Dios:
No todas las imágenes falsas de Dios están solamente en los templos católicos o paganos, mas también existen en la mente y en los corazones de los hombres incrédulos. Con frecuencia se escucha decir frases como la siguiente: “Me gusta pensar en Dios como el gran arquitecto o artista”, o “yo no pienso en Dios como un juez sino sólo como un padre amoroso”, o “a mí me gusta imaginarme a Dios como un ancianito muy simpático”, etc. Es muy importante señalar que quienes se sienten libres para pensar en Dios como a ellos les gusta, también quebrantan el segundo mandamiento, pues están haciéndose una imagen mental de Dios. No tenemos el derecho de pensar en Dios como a nosotros nos guste.

Pero la triste realidad es que todos los que no conocen al Dios verdadero, fabrican o inventan un dios falso en sus mentes. El mundo está lleno de personas que sostienen falsas ideas acerca de Dios, y esto se debe a que se niegan a creer lo que Él ha dicho de Sí mismo en Su palabra. Es en ese sentido que podemos hablar del dios de la imaginación del hombre. Cada quien debe preguntarse: “¿cuál es la imagen de Dios que tengo en mi mente? ¿Acaso no tengo una falsa imagen de Él? En verdad muchas personas preferirían que Dios fuera como ellos piensan que es y no como es en realidad. ¿Cómo es ese “dios” imaginario? Veamos algunas de las características de ese “dios” que sólo existe en la mente de los hombres. Brevemente podemos decir que es:

1. Un dios que se asemeja más a un hombre que al Dios verdadero
2. Un dios compuesto de puro amor, que ama por igual a todos los hombres, sin importar sus pecados o sus vidas licenciosas.
3. Un dios que no es capaz de castigar el pecado en el infierno, porque los hombres conciben que es un lugar demasiado malo para que exista.
4. Un dios impotente y frustrado que no es capaz de hacer su voluntad, excepto cuando el hombre todopoderoso, con su supuesto libre albedrío, se lo permita.
5. Un dios cuya santidad ha sido tan rebajada, que los hombres han terminado por pensar del pecado y de la culpa como a ellos les parece que deba ser, y como algo que ellos mismos determinan. Pasando por alto el carácter santo del Dios revelado en los mandamientos, los hombres piensan que su propia opinión es la correcta.
6. Un dios débil e indulgente que puede ser manipulado o sobornado por los hombres, de acuerdo a la necesidad. Es un dios capaz de exonerar al presidente más corrupto o al narcotraficante más temido, sin ningún arrepentimiento previo.
7. Un dios que existe sólo para cumplir los deseos y caprichos de los hombres. Es un ayudante todopoderoso: ‘ayúdame a encontrar estacionamiento; ayúdame a sacarme los pronósticos; ayúdame a que no descubran las trampas que hice; ayúdame a salir de la cárcel por haber asesinado a una persona’, etc.
8. Un dios de bolsillo que tiene que sujetarse al supuesto ‘libre albedrío’ de los hombres. Ellos son quienes le designan el tiempo y la manera como ha de ser servido y adorado. Eso, si le parece; y si no, lo desechan por ser tan estricto. Es un dios que no es ni santo, ni soberano, y que realmente resulta indigno de llevar el nombre de “dios”.

La idolatría tiene consecuencias
La Biblia señala a todas las personas que adoran ídolos o que veneran imágenes religiosas, como siendo objetos especiales de la ira y el castigo de Dios. En Éxodo 20: 5, dice que visitará la maldad de la idolatría sobre ellos y sobre sus hijos, hasta la tercera y cuarta generación, indicando con ello que hay una maldición especial sobre los idólatras en una forma perpetua. Lo anterior resulta en dejar que los descendientes de los idólatras caigan en la misma idolatría, igual que sus padres, y así sucesivamente; lo cual desencadena una maldición interminable. Mucho de la miseria, la pobreza y la ignorancia en este mundo, se debe a este pecado de haberle dado la espalda a Dios. Por si esto fuera poco, en el libro de Apocalipsis 20: 8, se nos indica el destino eterno de los idólatras. La Escritura dice: “Mas a los temerosos e incrédulos, a los abominables y homicidas, a los fornicarios y los hechiceros, y a los idólatras, y a todos los mentirosos, su parte será en el lago ardiendo con fuego y con azufre…” Es decir, el destino presente de los adoradores de imágenes es el sufrimiento, y en el futuro les espera la condenación eterna en el infierno. Debemos fijarnos en que no es poca cosa ofender al Altísimo. No se puede agraviarle, blasfemar en contra Suya y quedar impune. En la divina impartición de justicia no existen las influencias, ni la impunidad; nada impedirá al Todopoderoso llevar a cabo Sus juicios justos y verdaderos. ¡Con razón el apóstol Juan nos advirtió: “Hijitos, guardaos de los ídolos”! Si hemos de escapar del castigo por haber transgredido este segundo mandamiento, no es por medio de ocultarnos o de esconder nuestras faltas, sino a través de un genuino arrepentimiento de todo pecado, y a través de la fe en Cristo para nuestro perdón y justificación.

Algunos comentarios finales que nos sirvan de reflexión
1. ¿Por qué los hombres no abandonan la idolatría? Millones de personas que están dispuestas a postrarse ante un ídolo, jamás se han inclinado, ni se someterían al Dios verdadero en los términos de arrepentimiento y fe que Él demanda. La realidad es que muchos hombres comprenden en su mente lo absurdo de la idolatría, pero continúan en ella debido a que aman el pecado, y sus ídolos e imágenes les permiten vivir como a ellos les gusta. Como Cristo dijo: “Aman más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas” (Juan 3: 19). Los hombres viven contentos en la idolatría porque sus objetos de adoración jamás “se atreverían” a desafiarles o censurarles respecto a sus vidas corruptas y licenciosas. Codiciando, mintiendo, adulterando, emborrachándose, robando, odiando y tomando en vano el nombre de Dios, dicen: librados somos “porque diosito es muy bueno, no me puede fallar”; y además, le llevé ‘sus mañanitas a la virgencita’, o librados somos “porque le he prendido más de diez veladoras al sagrado corazón”. Los hombres continúan en la idolatría porque es una manera de “seguir siendo ellos los reyes de su vida” sin que ese Dios Santo de la Biblia les moleste. De este modo, se identifican con los judíos que entregaron a Jesucristo a la muerte, los cuales dijeron: “No queremos que este (Cristo) reine sobre nosotros” (Vea Lucas 19: 14).
2. El escándalo de la idolatría. Muchas personas se escandalizan con la idolatría, superstición e ignorancia de las tribus antiguas del mundo, quienes adoraban y se inclinaban ante piedras, troncos de árbol, volcanes, etc., sin darse cuenta que ellos están cayendo en lo mismo. Dios toma sus imágenes como un intento de disminuir Su gloria y de blasfemar Su nombre glorioso, y dice que tales personas no le aman, sino que le aborrecen (Éxodo 20: 5).
3. El culto voluntario. Muchas personas quieren adorar y servir a Dios a su manera. Pero la Biblia enseña que no podemos adorar a Dios a menos que lo hagamos en la forma que Él lo ha señalado. Cristo dijo: “En espíritu y en verdad” (Juan 4: 24) y por supuesto, la idolatría no es esa adoración espiritual, ni tampoco es verdadera. El apóstol Pablo advierte también en Colosenses 2: 20-23, a todos los que practican algún tipo de “culto voluntario”, conforme a mandamientos y doctrinas de hombres y no según Dios, que tales cosas pueden tener reputación de sabiduría y humildad delante de los hombres, pero carecen de valor respecto a Cristo y Su reino. El “culto voluntario”, es decir, las personas que quieren adorar y servir a Dios a su manera, implica también que las personas que lo practican no aceptan a Dios tal como Él se ha revelado, sino que “le imponen sus condiciones”. En un planteamiento como el que surge del “culto voluntario” debemos preguntarnos quién sirve a quién, y quién es en realidad Dios: ¿Dios o el hombre? Debemos preguntarnos quién es Rey y Señor: ¿Dios o el hombre?

¿Cómo acercarnos a Dios?
Ya hemos visto la gravedad de la idolatría, pecado del cual todo hombre debería arrepentirse prestamente y buscar el camino de reconciliación provisto por Dios a través de Su Hijo Jesucristo. A Cristo podemos verle a través de la Biblia con los ojos de la fe. Dios mismo nos da entendimiento espiritual; ojos para ver, oídos para oír y un corazón para creer. Es de este modo que estamos dispuestos a creer, confiar y someternos al señorío de Cristo. La Biblia enseña que esta fe salvadora viene a nosotros por el oír y el oír por la palabra de Dios. Entonces, es necesario enfatizar nuevamente la advertencia del apóstol Juan: “Hijitos, guardaos de los ídolos” y seguid a Cristo porque sólo Él “es el verdadero Dios y la vida eterna” (1 Juan 5: 20-21).

Iglesia Bautista de la Gracia
Ciudad Netzahualcóyotl
Estado de México.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.13

Hotel de la Paix, Menton
4 de Diciembre de 1879

Queridos amigos:

Tenía la esperanza de preparar un nuevo sermón para ustedes esta semana, pero, en vez de eso, he estado completamente fuera de combate, y sumamente imposibilitado de usar mi cerebro para pensar, o mi mano para escribir con ella. Ha de ser bueno que me vea sumido así periódicamente en la inutilidad, pero yo desearía ser apto para que se me concediera el privilegio de una constante actividad. Algunas herramientas no están construidas de una manera lo suficientemente buena para recibir un constante uso; mucho de su tiempo ha de emplearse en reparaciones. Les ruego que oren por mí, para que en mi caso, las reparaciones sean bien hechas, y para que sea fortalecido para desempeñar un mayor y mejor servicio para mi Señor del que le he prestado hasta este momento.
El sermón de esta semana es tocante a asunto muy cercano a mi corazón. ¡Oh, que fuera leído con una atención práctica que fuera conducente a ser implementado! Ganadores de almas es lo que necesitamos en estos tiempos. Todos nosotros platicamos y planeamos lo suficiente, pero vivir en la vida de Dios y salir en el poder divino que se deriva de esa vida para arrancar a los pecadores de la hoguera, son cosas raras en extremo.

Reciban, queridos amigos, el más cálido afecto de su pastor que sufre grandemente,

C. H. Spurgeon

Nota: el sermón al que hace referencia en esta carta el señor Spurgeon se titula: ‘La salvación de las almas ha de ser nuestra única gran ocupación’, y está basado en 1 Corintios 9: 22, que contiene las razones expuestas por Pablo para hacer del evangelismo la mayor prioridad de su ministerio.

“Le pido a cada obrero aquí presente que sea diligente para no dejar de apuntarle a ese blanco, y de apuntar al mero centro del blanco, es decir, ganar almas para Cristo, y verlas nacer para Dios y verlas lavadas en la fuente repleta con sangre. El corazón de los obreros ha de dolerse, y anhelar, y sus gargantas han de clamar hasta enronquecer, pero también han de juzgar que no han logrado nada en lo absoluto hasta que al fin, en algunos casos, los hombre sean realmente salvados.” (El Púlpito del Tabernáculo Metropolitano, No. 1507, 1879)


sábado, 15 de noviembre de 2008

Susana

En adición a sus propios sufrimientos, Spurgeon tuvo que experimentar otro tipo de aflicciones. Su esposa Susana, a quien amaba grandemente, vivió una buena parte de su vida confinada en su hogar y buena parte de ese tiempo en cama. Susana dio a luz a los gemelos Charles y Thomas en el año de 1856 y realmente no se recuperó nunca de ese parto. Casi no escuchó predicar a su marido, pues era incapaz de asistir al Tabernáculo Metropolitano ya que estaba semiparalizada, y tampoco podía acompañarlo a Mentone, excepto en ocasión de la muerte de Charles Spurgeon en ese lugar del sur de Francia. Estas ausencias eran duras de soportar, y eran causa de mucha aflicción para ambos.

"Me probará, y saldré como oro (Job 23: 10)

Spurgeon era un hombre de gran simpatía y sensibilidad. Era capaz de predicar sobre el sufrimiento y la desesperación desde la perspectiva del hombre que había vivido estas cosas y las conocía desde dentro. Podía predicar de Cristo como alguien que había encontrado deleite en Él, aun en los días más oscuros. Spurgeon estaba verdadera y profundamente agradecido por sus aflicciones. Las reconoció siempre como parte de los tratos del Señor con él, y como cosas enviadas para guiarlo a Cristo.

Su hijo, Charles Spurgeon junior escribió: 'no conozco a nadie que pudiera impartir más consuelo a los corazones sangrantes y a los espíritus tristes, de manera más dulce, que mi padre. Así como cuando las flores que son aplastadas producen más aroma, así él, habiendo soportado la larguísima enfermedad de mi querida madre, y habiendo experimentado también constantes dolores en su propio cuerpo, era capaz de identificarse de la manera más tierna con todas las personas que sufrían.'

Debemos dar gracias al Señor de todo corazón por la vida de Charles Spurgeon, por el hombre que llegó a ser a través de todos sus sufrimientos. Es un verdadero héroe de la fe, un hombre que nos presenta un reto por su celo por la causa de Cristo y su disposición a 'gastar de lo suyo y aun él mismo gastarse' (2 Corintios 12: 15) en el servicio de su Señor y su fe ante el horno de aflicción.

Autor: Hugo Collier, pastor de la iglesia bautista de Great Ellingham, Norfolk, Inglaterra. Esta iglesia fue establecida en el año de 1689.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.12

Hotel de la Paix, Menton
24 de Noviembre de 1879

A los diáconos y ancianos

Queridos amigos:

Después de la primera semana fui víctima de esa insidiosa afección reumática que pareciera estar en mi constitución, y he estado enfermo ahora estos nueve días, afectado primero en mi pie derecho y luego en mi mano izquierda. Fue un motivo de grande agradecimiento para mí que el ataque, a pesar de ser doloroso, me sobrevino cuando no se requería que ocupara el púlpito, o que estuviera involucrado en la obra de mi Señor: y, además, fue consolador que estuviera en un clima cálido y seco donde todo está a mi favor. Por la bondad de Dios estoy siendo atendido cuidadosamente por uno de los más hábiles doctores, que ha sido mi amigo por varios años, el doctor Bennet, y con la bendición divina espero recuperarme pronto. Ya puedo caminar, y si no fuera porque mi mano está bastante inutilizada y todo mi brazo muy molesto, podría decir que el ataque ya pasó.
Les escribo no sólo para enviar mi amor a todos mis queridos amigos del Tabernáculo, sino también para mencionarles mi preocupación por el pobre pueblo que ha sufrido por las inundaciones que han ocurrido en el área.
Espero que el Tabernáculo no se quede rezagado en hacer algo para ayudar. Lo dejo a la discreción de los líderes, para que sean ellos los que digan qué hay que hacer. Yo contribuiré gustosamente con 50 libras esterlinas, si consideraran que hay escasez de fondos. Deben formar un comité para ayudar en primer lugar a nuestros propios hermanos pobres, y luego a todos los demás que pudieran estar en necesidad. En todo caso sería muy doloroso para mí estar ausente cuando la necesidad nos apremia, y como estoy ausente en persona, escribo para mostrar que en espíritu no lo estoy.
Confío sinceramente que los hermanos que les han servido en mi ausencia, hayan sido aceptables para los santos, y hayan sido el instrumento de conversión de los pecadores, y que los servicios especiales hayan producido grandes resultados.
No menciono el nombre de nadie en particular en esta breve nota, pero envío mi amor a todos mis muy amados asistentes, diáconos, y ancianos y miembros; nunca han sido más amados que ahora.

Por favor, oren por mí. Que el Señor les bendiga como sólo Él puede hacerlo.

Su amante pastor y amigo de corazón,

C. H. Spurgeon

Nota: Spurgeon regresó a Menton en Noviembre. La inundación a la que hace referencia fue el resultado de una espantosa sequía en el verano. Un posterior clima frío y lluvioso, demoró la maduración de la cosecha, de tal forma que los frutos no se habían cosechado aún en la Navidad, contribuyendo a una seria depresión para la agricultura británica.

Mientras Spurgeon se encontraba ausente, la señora Hillyard, fundadora y patrocinadora de los orfanatos, falleció. Sus últimas palabras fueron: ‘¡Mis niños! ¡Mis niños!’

viernes, 31 de octubre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.11

Hotel de la Paix, Menton
14 de Noviembre de 1879

A mi iglesia, congregación, y lectores de los sermones

Queridos amigos:

Durante mi ausencia, ustedes esperan tener noticias mías por medio de una pequeña nota agregada al final del sermón semanal. El amable interés sugerido por esta expectativa es muy valioso para mí, y por esa razón no la decepcionaré. Prefiero correr el riesgo de ser egoísta antes que tratar el afecto cristiano con frialdad. No hay demasiado de este afecto en el mundo, y donde sobrevive, merece ser cultivado. Yo soy favorecido con amor fraternal más que la mayoría de los hombres, y estoy sumamente agradecido por ello.
He comenzado un corto período de descanso en esta encantadora región. Aceptando el consejo de los médicos, salí antes de que las afecciones reumáticas me hubieren prostado, y espero poder escapar mi ataque usual en este clima propicio, y acumular fuerzas para luego regresar a mediados de Enero, fortificado para soportar el resto del invierno. En anteriores ocasiones, la mayor parte de mi vacación la he pasado recuperándome lentamente de la debilidad corporal y de la depresión espiritual, pero esta vez confío en que lo usaré para ordenar los pensamientos y acumular fuerzas para uso futuro. Oren por mí para que así sea, pues yo deseo vehementemente continuar con la obra del Señor sin enfrentar serios obstáculos causados por la enfermedad de los años anteriores.
Queridos amigos en casa, les suplico que no permitan que nada los haga decaer. Animen por medio de su presencia a aquellos que predican en sustitución mía. Mantengan las reuniones de oración y los servicios de mitad de semana, y sostengan la ofrenda para el Colegio del Pastor, que en este momento es insuficiente. Se requerirán más de cuarenta libras esterlinas cada semana para llegar al total de 1,879 libras esterlinas.
Siempre preparo cuidadosamente el sermón semanal, y no resultará menos interesante simplemente por no haber sido predicado el domingo pasado. El discurso será tan nuevo para la mayoría de mis lectores como si hubiese sido predicado ayer, ya que no lo han visto ni escuchado nunca antes. Espero poder escribir unos cuantos sermones cortos bajo los olivos, y haré lo mejor posible para que resulten interesantes. Ruego a mis lectores, por tanto, que no se imaginen que mi ausencia de Londres establecerá alguna diferencia en cuanto a la publicación semanal de estos sermones. Espero que el reposo contemplativo me permita predicar mejor cuando regrese, pero de otra manera, mi ausencia temporal de Inglaterra no afectará la publicación semanal regular del Púlpito del Tabernáculo Metropolitano.
Hace aproximadamente un mes, el sermón titulado “Entre Leones” generó un interés inusual. Espero que el presente sermón. “Los Dromedarios”, será considerado igualmente útil, aunque no es un solaz para los calumniados, sino un estímulo para los que son activos.

Con ferviente afecto cristiano,

Suyos de corazón,

C. H. Spurgeon


Nota: los sermones mencionados, “Entre Leones” y “Los Dromedarios” ya están traducidos y se encuentran en el sitio www.spurgeon.com.mx Recomendamos ampliamente su lectura o relectura.

viernes, 24 de octubre de 2008

Los descendientes directos de Spurgeon

Después de la muerte de su hermano James y de sus hijos gemelos Tom y Charles (no idénticos), encontramos a sus descendientes esparcidos a todo lo largo de la Comunidad Británica. Aunque hoy día casi cualquier directorio telefónico de cualquier país anglófono contiene una lista de personas con el apellido Spurgeon, sólo unos cuantos son descendientes directos de Charles Haddon Spurgeon. El resto son descendientes de otras líneas de los Spurgeon que llegaron de Holanda más o menos al mismo tiempo que los antecesores de Spurgeon.
De los descendientes de Spurgeon, después de la muerte de su hermano James y de sus hijos Thomas y Charles, es digno de mención Harold Spurgeon, el hijo de Thomas. Al igual que su padre, poseía el don de la poesía y se convirtió en un experto en letras clásicas y fue exegeta de griego. En 1916 se incorporó al Colegio Bautista Irlandés como tutor, y nueve años después fue nombrado Director. Laboró allí hasta 1963. Solía predicar una vez al año en el Tabernáculo Metropolitano. Era un calvinista convencido. Ha sido descrito como “un hombre de granito que lloraba como un niño”. Se parecía a su abuelo en su aspecto, siendo la única diferencia que no usaba barba. Harold fue el primer ‘inconforme’ o ‘no-conformista’ que recibió la licenciatura en teología del Trinity College, Dublín.
En cuanto a la familia de Charles Jr., su hija, Dorotea Spurgeon casó con el Reverendo A. Cunningham-Burley, un ministro bautista. Fueron depositarios de muchos artículos personales y cartas de Spurgeon. Escribió un libro: Spurgeon y sus amistades.
Aparentemente, los únicos descendientes identificables son el señor y la señora J. Archer Spurgeon, nietos de su hermano James. Estamos hablando de los años alrededor de 1990. Aparentemente, en Australia, también hubo algunas bisnietas, de nombre, Dorothy Jackson, Ruth Saffrey, Edith Jackson y Grace Green. Estas cuatro hermanas fueron hijas de James Jackson y Minnie. James fue el hijo de Rebeca, hermana de Charles Haddon Spurgeon.
Todos nosotros podemos ser de alguna manera descendientes de Spurgeon, pero en un sentido espiritual. Esto quiere decir algo más que leer sus sermones o algunos otros libros. Significa algo más que suscribir su calvinismo evangelístico, o que estar de acuerdo con la posición que asumió en la ‘Controversia del declive’.
Lo importante es dar a conocer las doctrinas, predicar el Evangelio completo, sin despojarlo de nada: el hombre, el pecado y la gracia; la Deidad; la persona y la obra de Cristo; la obra y la personalidad del Espíritu Santo; la vida individual y corporativa del cristiano; la segunda venida de Cristo y la consumación de todas las cosas. Todo esto predican y enseñan los verdaderos descendientes de Spurgeon.
Pero, ¿qué pasa con aquellos que no pueden predicar? Pueden dar testimonio, como lo hizo Spurgeon, en el tren, en el metro, en autobuses, en las tiendas, en otros lugares públicos, en barcos y en cualquier lugar que se presente la oportunidad.
¿Qué les diría Spurgeon a sus descendientes espirituales hoy, si estuviera aquí? Seguramente, con las palabras de su “manifiesto final”, La mayor lucha del mundo, diría: “Salgan con los escuadrones de los piadosos, y que cada hombre sea fuerte en el Señor, y en el poder de Su omnipotencia. Como hombres resucitados de los muertos, salgan en el poder vivificador del Espíritu Santo: no tienen ninguna otra fuerza. Que la bendición del Dios trino descanse en ustedes, en todos y en cada uno, por Jesucristo nuestro Señor”. Amén.

jueves, 23 de octubre de 2008

Los puritanos y Spurgeon

Los puritanos eran hombres de Dios que llevaron una luz espiritual a Inglaterra, y estamparon una grandeza moral en ese país que ningún otro grupo, religioso o secular, ha logrado jamás. Sin embargo, muy pocos seres han sido más persistentemente difamados y tergiversados que ellos. La simple palabra ‘puritano’ se ha convertido en muchas partes en un término de escarnio, que implica un lóbrego fanatismo, hipocresía, estrechez de mente e intolerancia ignorante. Hoy, si alguien apoya las claras doctrinas bíblicas y la adoración sencilla, o se opone a la degradación moral, a la injusticia política, a la apostasía de la iglesia, a los juegos, al alcohol y a las diversiones nocivas, o a la secularización del día del Señor, será tildado con seguridad de ‘puritano’. El odio en contra de los puritanos fue fomentado deliberadamente por sus enemigos políticos y eclesiásticos en el reinado de Carlos II, muchos de los cuales eran enemigos declarados de la verdad y la piedad. Pero el término ‘puritano’ es un símbolo de honor; parte del vituperio de Cristo, sufrido por hombres que no temen o se avergüenzan de salir a Él, “fuera del campamento”.

El movimiento puritano se extendió más o menos desde el año de 1560, cuando la reina Isabel I estaba forzando la conformidad en la liturgia y en las ceremonias, hasta 1688, el año de la ‘Revolución Gloriosa’, cuando Guillermo de Orange, “el calvinista real”, destronó a los Estuardo. Pero los puritanos tuvieron poder y control del gobierno únicamente durante aproximadamente veinte años, de 1640 a 1660, bajo el gobierno del Señor Protector Oliver Cromwell.

El puritanismo comenzó como un movimiento de reforma dentro de la Iglesia de Inglaterra contra todas las tendencias que favorecían a la Iglesia de Roma. En 1572 los puritanos elaboraron una exposición de su posición que fue llamada La Admonición, que fue presentada al gobierno. Protestaban porque muchos ministros no tenían un verdadero llamado de Dios y eran ignorante e ineficientes; exhortaban que únicamente aquellas cosas que la Palabra de Dios ordenaba fueran aceptadas en las iglesias o expresadas en la adoración; objetaban el uso de la ‘sobrepelliz’ porque era un atuendo sacerdotal, la señal de la cruz en el bautismo como algo supersticioso, arrodillarse en la cena del Señor ya que implicaba adoración de los elementos del pan y del vino; y la observancia de diversos festivales debido a su origen pagano. Deseaban purificar los servicios de todo remanente de la enseñanza, práctica, y supersticiones de la Iglesia de Roma, y dotar a cada parroquia de un ministro sincero, de orientación espiritual y que fuera predicador. Sus principios fueron rechazados.

Cuando Jacobo I accedió al trono en el año de 1603, había más de mil clérigos puritanos que eran sólidos en teología reformada y en prácticas reformadas. Lado a lado con este movimiento dentro de la Iglesia de Inglaterra, surgió un movimiento separatista, conformado por: independientes, presbiterianos, bautistas, etc., que constituyeron las iglesias libres de la tierra. Sus principios coincidían en gran manera. Más tarde, con el Acta de Uniformidad de 1662, y la expulsión de los puritanos de la Iglesia Estatal, se aplicó el nombre ‘puritano’ a los no conformistas o inconformes.

Tres factores vitales contribuyeron grandemente al crecimiento y progreso del puritanismo: la fundación de ‘Emmanuel College’, Cambridge, (uno de los Institutos de la Universidad de Cambridge), donde se educaron muchos excelentes teólogos evangélicos. El segundo factor fue la producción de la Confesión de Fe de Westminster, que fue elaborada por la Asamblea de Westminster en el año de 1647, que expone el sistema de fe puritana y da una definición comprensiva de la doctrina calvinista con citas de la Escritura. En tercer lugar están los voluminosos escritos tanto doctrinales como prácticos de autores puritanos. Después de 1662, cuando muchas de sus voces fueron silenciadas, sus plumas estaban más activas que nunca. Solamente Richard Baxter escribió no menos de 168 libros. Los grandes nombres puritanos son: Goodwin, Baxter, Owen, Brooks, Charnock, Manton, Sibbes, Howe, Marshall, Watson, Ness, Poole-Conner, Bridges, Calamy, Clavel, Bifield, y muchos más.

El señor Spurgeon estaba empapado de los principios puritanos, de sus perspectivas, y de sus escritos. Desde su más temprana edad comenzó a leer a los puritanos. Eran sus autores favoritos. Son incomparables por su sana doctrina, fortalecimiento de la fe, dulzura del consuelo, examen del corazón y su exaltación de Cristo. Durante toda su vida, Spurgeon encendió su antorcha con el fuego puritano el cual brilló en su mano intensamente durante todo su ministerio. ¡Fue en verdad un heredero de los puritanos!

domingo, 19 de octubre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.10

Menton
5 de Marzo de 1879

Con gran gratitud para con Dios puedo reportar que mi salud y mi ánimo están totalmente recuperados. Todavía estoy lejos de tener fortaleza en mis pies y después de una breve caminata, sufro de dolores en las rodillas, pero incluso esto está mejorando y tengo todas las razones para esperar y para creer que en el tiempo señalado seré plenamente capaz de resumir mi amada labor. Deseo presentar amorosas salutaciones a todos los queridos miembros de mi iglesia, y desear a cada uno de ellos todas las bendiciones.

C. H. Spurgeon


Nota: El señor Spurgeon regresó a Londres en Abril muy recuperado de salud. El servicio del domingo de Pascua fue uno de acción de gracias, y se basó en el Salmo 145: 7: “Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad.”

El mes de Mayo tuvo lugar la celebración de la reunión especial que marcaba los 25 años de Spurgeon como pastor. Él explicó por qué dio todo el ‘Fondo Testimonial’ (los regalos que recibió), a la obra del Señor, con estas palabras: “Cuando me entregué a Él al principio, para ser Su ministro, nunca esperé que me diera nada excepto el vestido que debía ponerme y pan para comer. Recuerdo cuando mi ingreso anual era de 45 libras esterlinas al año. Bien, no lo sé, pero creo que tenía más dinero disponible entonces, del que tengo ahora. No tenía tantas cosas que me obligaran; nunca quería nada. Cuando llegué a Londres deseaba guardar el sentimiento que había de servir a Dios por completo, y entregarme yo, y todo lo que poseyera jamás, enteramente a Él, y ser un hombre común dependiendo de la liberalidad de Dios… Algunas veces recibo solicitudes de préstamos de cientos de libras esterlinas, de parte de gente que supone que soy un hombre muy rico. Nunca fui un hombre rico, y nunca lo seré; y, sin embargo, soy el hombre más rico de Inglaterra, si pueden descifrar eso, porque no hay nada que quiera en la tierra que no lo tenga. No tengo ningún deseo que no sea gratificado y satisfecho, excepto que siempre quiero estar haciendo más por Jesucristo, si fuera posible.”

domingo, 12 de octubre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.9

Menton
20 de Febrero de 1879

Queridos amigos:

Cuando esta nota sea impresa, los servicios especiales del Tabernáculo estarán llegando a su conclusión, y será conveniente esparcir la simiente con renovadas súplicas. ¿Acaso será en vano tanto esfuerzo? No puede ser; y, sin embargo, todo depende de la obra poderosa del Espíritu de Dios, y, por tanto, hemos de buscar Su rostro si queremos ver grandes resultados. Yo sugiero que cada lector del sermón dedique un tiempo especial de oración el próximo domingo, y suplique por el avivamiento de la religión evangélica. El periódico The Times pronunció el responso fúnebre de los que creen en el Evangelio, pero este grupo no está muerto ni siquiera en la Iglesia Establecida (la iglesia anglicana), y en verdad, tampoco entre los ‘disidentes’. Sin embargo, hemos de orar para que muestre una vida más vigorosa. Hay necesidad de esas súplicas, pero deben ser presentadas con fe y con santa importunidad. Que así sea.

En cuanto a mí, sólo una palabra. Me estoy recuperando, y el descanso está restaurando mi mente y mi corazón. Oren por mí.

Su servidor de siempre,

C. H. Spurgeon

Nota: esta carta fue enviada junto con un sermón escrito.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Spurgeon y la lectura

Podemos estar seguros de que la mente de Spurgeon era amplia y no estaba sujeta a un solo interés; era un hombre de amplias lecturas. Le interesaban la literatura, la biografía, los viajes, la ciencia, la historia, la poesía, así como la teología. Leyó todos los dramas de Shakespeare, y algunos de ellos los leyó varias veces. La vida de Johnson era una de sus lecturas favoritas, que leía repetidamente. Conocía a Scott, Dickens y Trollope. Su biblioteca abarcaba todos los temas de importancia que han cautivado a la mente humana, y con frecuencia enviaba a su secretario, el señor Harrald, a la biblioteca del Museo Británico para que recabara información adicional sobre diversos temas.

Spurgeon leía con mucha rapidez, y tenía el propósito de leer media docena de libros sustanciosos cada semana. A veces se sentaba con cinco o seis libros a la vez y dominaba su contenido en una sesión. W. T. Stead, un famoso periodista, le hizo una prueba amigable para ver su poder de captación del contenido de cinco libros leídos en una tarde, y pasó la prueba con sorprendente habilidad, para la admiración del señor Stead.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.8

Menton
6 de Febrero de 1879

A mi iglesia y pueblo

Queridos amigos:

Espero y ruego que los servicios especiales del Tabernáculo sobrepasen a los que han tenido lugar previamente.

Para exhortarlos a la máxima entrega a estos servicios, he escrito un breve sermón que será publicado esta semana. Me proporcionaría un gran gozo saber, -y estoy seguro de que así será- que en ésta, como en las otras obras de la iglesia, están saturados de celo y constancia.

Mi principal preocupación es que la obra del Señor no sufra por mi ausencia. Les suplico encarecidamente que no permitan que eso suceda en algún punto o en algún grado.

El clima húmedo y gris que nos ha alcanzado en este lugar ha retardado de alguna manera mi progreso hacia la salud y el vigor, de tal manera que permanezco siendo un viajero muy débil; sin embargo, he mejorado sustancialmente, y siento que mi mente y mi ánimo están en mejor condición por el descanso.

A todos ustedes les envío, desde el fondo de mi corazón, mi sincero amor en Cristo Jesús.

Me reitero suyo para servirles mientras haya vida en mí.

C. H. Spurgeon

jueves, 18 de septiembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.7

Menton
Enero de 1879

Queridos amigos:

El sermón que les envío es tan largo que sólo puedo agregar una línea o dos en lo relativo a mí. Voy a reducirme a lo mínimo en cuanto a mí. Los calurosos días soleados de los que he disfrutado en este lugar de descanso, por la bendición de Dios, están devolviéndome la salud y el vigor. Seré feliz, en verdad, si mi vigor espiritual y mental son renovados también al serme quitado el cuidado diario que me agobiaba; si ocurre así, mis oyentes serán los ganadores, pues toda mi fortaleza ha sido y será empleada en mi ministerio.

Me da mucho gusto oír que ya están dando comienzo los servicios especiales en el Tabernáculo, y suplico a todos los hermanos de allí que inviertan todas sus energías en esos servicios. Oren para que el Espíritu Santo obre poderosamente y glorifique al Señor Jesús en medio de las congregaciones; y luego, pónganse a trabajar para atraer a la gente que se encuentra afuera. ¡Reúnanlos! ¡Tráiganlos de los vallados y de los caminos, y llenen el festín del Evangelio! Ustedes cuentan con predicadores a quienes Dios ha bendecido ampliamente, pero, ¿cómo podrían beneficiar a la gente si no asisten para escucharlos? Den a conocer los servicios y presionen a quienes usualmente no asisten a la adoración pública, para que lo hagan. Anhelamos ver que las almas sean salvadas, ¿no es cierto? Mi corazón no puede estar contento mientras los hombres se están condenando. Yo no puedo estar predicando ahora en medio de las multitudes, pero desde lo más íntimo de mi alma oro por aquellos a quienes se les ha concedido ese privilegio, y por ustedes también, que tienen el gozo de ayudar en la obra del Señor.

Estoy obligado a agradecer a esos generosos amigos que continúan enviando la ayuda para las diversas obras bajo mi cuidado: que el Señor los recompense. Para todos y cada uno de mis oyentes y de mis lectores, envío de todo corazón mis salutaciones cristianas.

C. H. Spurgeon


viernes, 12 de septiembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.6

Nightingale Lane, Balham, Surrey
(Poco antes de que Spurgeon viajara a Menton el 15 de Enero de 1879)

Queridos amigos:
Les dará alegría saber que me siento verdaderamente mejor, y ahora sólo tengo que superar la debilidad extrema en la que me sumió el dolor. Los diáconos y los ancianos me han pedido unánimemente que tome tres meses de descanso, y ya que creo que representan bien a la iglesia, y ya que veo también la necesidad de seguir su amable consejo, haré lo que me prescriben, si Dios así lo quiere. Elevo mi oración sincera para que durante mi ausencia ningún interés sufra y ninguna obra santa se debilite. Yo ocuparía gustosamente mi puesto, pero no puedo hacerlo. Por tanto, todo lo que puedo hacer es ofrecer mi oración por aquellos que ocuparán mi lugar, para que los alimenten con conocimiento y entendimiento, y para que sus almas estén llenas de vida y actividad delante del Señor.

Nuevamente agradezco desde lo más íntimo de mi corazón a quienes hicieron posible, mediante su generosidad y diligencia, que ‘el Homenaje’ fuera un éxito tan maravilloso. Es sobrecogedor considerar cuán adecuadamente, cuán sinceramente y cuán felizmente se llevó a cabo todo. Pero ahora debemos anhelar la bendición espiritual, que será aún más prodigiosa. Hemos de desear esa bendición, hemos de buscarla y hemos de trabajar por ella. Las reuniones que se llevarán a cabo en Febrero, si son seguidas con celo universal, constituirán una bendición de Dios, nos traerán un gran avivamiento y un gran crecimiento. ¡Oh, que viniera esa bendición!

Yo estaré lejos, pero mi corazón está siempre con ustedes. La paz y el gozo en el Señor sean para con toda la amada iglesia.

Su afligido pastor

C. H. Spurgeon

Nota: El homenaje al que se hace referencia aquí, marcaba las bodas de plata de Spurgeon, después de veinticinco años como pastor del Tabernáculo Metropolitano. Recibió contribuciones en efectivo que donó en su totalidad a los Asilos y al resto de sus otras instituciones. También recibió de regalo un reloj para su estudio.



domingo, 7 de septiembre de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.5

Menton
28 de Febrero de 1878

Queridos amigos:

Me alegro de que el tiempo de mi regreso a ustedes sea ahora un asunto de unos cuantos días y tengo toda esperanza, si Dios así lo quiere, de regresar con una salud restablecida y una mente restaurada. Tal vez nunca antes mi espíritu se ha visto tan abatido, pero nunca había sido restaurado más misericordiosamente. Que el Señor santifique tanto la prueba como la recuperación, de tal manera que pueda yo ser un instrumento más apto en Su mano para promover Su gloria y el mayor bien para ustedes.

La última quincena de descanso adicional fue sabiamente prescrita por una mano superior a la de los buenos diáconos que me la sugirieron, pues sin ese reposo no habría tenido el espacio para superar un ataque de dolor que me sobrevino, y que me depuró mucho por su violencia. Los últimos días serán lo mejor de todo, me parece, cuando ya no tenga que estar atento a la recuperación sino que estaré completamente descansado.

Las buenas noticias del Tabernáculo continúan siendo como agua fresca para un alma sedienta. Ustedes han gozado de maravillosos tiempos de refrigerio; espero que su influencia permanezca en ustedes. No deben echarse a dormir a mi regreso ni en ningún otro momento, sino que han de continuar laborando consistentemente, velando por las almas. Los esfuerzos esporádicos ayudan mucho, pero mantener el paso a un alto y constante nivel es lo más importante. Inclusive un inválido puede llevar a cabo un gran esfuerzo cuando alguna notable ocasión le induce a hacerlo, pero un constante y vigoroso esfuerzo pertenece únicamente a quienes poseen una fuerza vital y mucha energía. Espero que toda nuestra iglesia demuestre ser potente en el Señor y en el poder de Su fuerza, al desempeñar crecientemente su obra de fe y su labor de amor.

En estos días somos considerados como puritanos y anticuados, y de esto, así confío, nunca nos avergonzaremos, sino que lo ostentaremos como un ornamento. La vieja fe ortodoxa no es para nosotros un credo desgastado de edades pasadas sino una cosa de poder, un gozo por siempre. En el nombre del Señor que es honrado por esa fe, proseguimos hacia delante proclamando una y otra vez las doctrinas de la gracia de Dios, la eficacia de la sangre del Divino Sustituto, y el poder del Espíritu Eterno; y nos sentimos seguros de que sin importar quién se oponga, el Evangelio omnipotente prevalecerá. Las multitudes tienen hambre de ese pan anticuado con el que sus padres se alimentaron, y demasiados predicadores les dan ahora piedras recién labradas y les piden que admiren la habilidad de los escultores modernos. Nosotros tenemos la intención de apegarnos a la distribución del pan y los picapedreros no se enfrentarán a nuestra competencia en su diversión favorita. Hermanos, únicamente una iglesia viva, santa, llena de oración y activa puede dar la victoria a la vieja verdad. Vinculada a la masa de meras profesiones, no realizará proeza alguna. Para ustedes y para mí hay un creciente llamado para una mayor espiritualidad y un mayor poder divino, pues el trabajo que tenemos por delante aumenta en dificultad.

Que el Señor esté con todos ustedes, y con su pastor, diáconos y ancianos.

Eso pide su amante pastor,

C. H. Spurgeon

Nota: Spurgeon regresó al púlpito del Tabernáculo el 17 de Marzo, y hasta el mes de Noviembre gozó de buena salud y estuvo muy ocupado en todas las áreas de la obra. Se llenó de gozo ese año al ver ‘las primicias’ de la obra del orfanato, ya que uno de los antiguos huérfanos asumió el pastorado de una iglesia en Cambridgeshire. La membresía del Tabernáculo ese año excedió a las 5,000 personas a pesar de que un ‘batallón’ de 250 miembros fue enviado para formar una nueva iglesia en Peckham. El Colegio del Pastor contaba en ese año con 100 estudiantes.

domingo, 31 de agosto de 2008

Cartas desde el sufrimiento - No.4

Cannes
31 de Enero (probablemente de 1878)

A mi Iglesia y a mi Congregación amadas
Queridos amigos:

El viaje hasta aquí es largo para alguien que experimenta una salud quebrantada, y no he tenido sino unos cuantos días de reposo, pero ya siento que estoy mejorando. El servicio del Señor en medio de ustedes ha sido muy deleitable para mí, pero ha crecido a tales proporciones, que he llegado a sentir su peso sobre mi ánimo, y he sufrido más depresión de corazón y debilidad mental de lo que podría expresar adecuadamente. No podía encontrar descanso en casa, donde cada hora tiene sus cuidados; pero aquí, dejo de ocuparme por completo en todas esas cosas y la mente se pone como un arco distendido y así recupera su elasticidad.

Yo quisiera poder trabajar continuamente entre ustedes y no hacer nunca ni siquiera una pausa, pero mis muchas debilidades demuestran que esto no puede ser. Oren entonces para que esta pausa necesaria en mi trabajo me fortalezca para una larga campaña de primavera y verano.

Nada puede alentarme tanto como saber que todos ustedes están viviendo para Jesús y viviendo como Él. Nuestra iglesia ha producido grandes obreros en el pasado y yo espero que el sagrado entusiasmo que ellos manifestaron no arda débilmente entre nosotros. Jesús es digno de que le sirvamos con lo mejor de nosotros, sí, con todo nuestro ser, y de que lo hagamos de una manera intensa y con una entrega total. Que nuestros jóvenes y nuestras jóvenes amen mucho al Señor y ganen a otras personas para Él mediante su celo por Dios, y que nuestros ancianos y las matronas que están entre nosotros, demuestren siempre en su santa conversación y en su devota piedad, que son los pilares de la iglesia.

Mantengan las reuniones de oración al nivel requerido. Ocúpense de supervisar bien las escuelas y todas las clases, y las demás labores que desempeñan para Jesucristo. No permitan que nada respecto a la oración, al servicio y a las otras labores para Jesucristo llegue a flaquear. Tenemos una gran confianza y pedimos que el Señor nos haga fieles al servicio.

Mi amor está con todos ustedes al igual que mis oraciones por su bienestar.

Oh, que ustedes que no son salvos todavía, sean conducidos a Jesús a través de aquellos que suplen mi falta de servicio. La paz sea con el copastor, los diáconos y los ancianos y con todos ustedes.

De su amante pero indigno pastor:

C. H. Spurgeon

jueves, 28 de agosto de 2008

Conferencias sobre viajes

Si no pudieran viajar, recuerden que nuestro Señor Jesucristo es más glorioso que todo lo demás que pudiesen ver. Obtengan una visión de Cristo, y habrían visto más de lo que los montes y las cascadas y los valles y los mares pudieran mostrarles. La tierra pudiera darles su belleza, y las estrellas su brillo, pero todas estas cosas puestas juntas no podrían rivalizar con Él.
Conferencia sobre viaje dictada por el señor Spurgeon.

Los manjares de los Puritanos

Aseveramos en este día que, cuando tomamos un volumen de teología de alguno de los puritanos, encontramos en una página solitaria más pensamiento y más instrucción, más Escritura y más enseñanza real, que en folios enteros de las efusiones del pensamiento moderno. Los hombres modernos serían ricos si poseyeran aunque fuese las migajas que caen de la mesa de los Puritanos.
Opinión de C. H. Spurgeon.
Tomado de Spurgeon, Heir of the Puritans. Ernest W. Bacon, Christian Liberty Press.
Spurgeon, Heredero de los Puritanos.

viernes, 15 de agosto de 2008

Cartas desde el Sufrimiento - No.3

Nightingale Lane
Clapham
7 de Mayo de 1876

Queridos amigos:

Me siento muy abatido, débil y lleno de dolor esta mañana y no puedo escribir mucho. Trato de ser paciente pero anhelo estar con ustedes, empeñado de nuevo en mi amada obra. Les suplico que oren por mí, y entonces podré esperar ocupar mi puesto el próximo domingo.

El acuerdo del cambio en la admisión para el próximo domingo, habrá de ser pospuesto por ahora: sus boletos estarán disponibles y confío que todos ustedes estarán ocupando sus lugares. En otro trimestre, si Dios quiere, espero implementar el plan propuesto. Me aflige mucho tener que renunciar a ese plan en esta ocasión.

Su grande amor y paciencia son de mucho consuelo para mí. Ruego a los creyentes que hagan más por Jesús para compensar mi ausencia, y le suplico al Señor que salve a los que todavía están indecisos, y que bendiga el ministerio de quienes ocupan mi lugar. Sufro grandemente en estos precisos momentos: si el Señor obra en medio de ustedes en mi ausencia, seré en verdad consolado. Oh, vivan para la eternidad y trabajen por Jesús mientras puedan.

Su ministro sufriente,

C. H. Spurgeon.

Nota: el plan propuesto mencionado en esta carta, fue llevado a cabo el 16 de Julio de 1876. En el servicio nocturno de ese domingo, se les pidió a los miembros de la iglesia y a los que tenían derecho de apartado para los asientos en el Tabernáculo, que no asistieran esa noche para que dejaran disponible el edificio para nuevos visitantes. El señor Spurgeon comentó posteriormente que ‘multitudes de nuevos visitantes asistieron, tanto de las clases más ricas como de las más pobres de la población, de tal forma que el Tabernáculo estaba lleno semejando un barril saturado de arenques… Nuestros propios amados miembros de la iglesia tuvieron tres reuniones de oración, y un servicio al aire libre mientras nosotros predicábamos, y de esta manera no perdieron nada.’ Este plan fue repetido posteriormente cada tres meses.

jueves, 14 de agosto de 2008

La sencillez del verdadero Evangelio

Tres o cuatro hechos simples constituyen el Evangelio según lo expone Pablo en el capítulo quince de su primera Epístola a los Corintios: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.” Nuestra salvación depende de la encarnación, vida, muerte y resurrección de Jesús. El que cree rectamente en estas verdades, ha creído en el Evangelio, y creyendo en el Evangelio, encontrará en él, sin duda alguna, la salvación eterna.
Tomado de: La Resurrección de nuestro Señor Jesús. Sermón no.1653

martes, 12 de agosto de 2008

Nuestra mira en las cosas celestiales

Ahora, justo como Jesucristo llevó, después de Su resurrección, una vida muy diferente de la que había llevado antes de Su muerte, así, ustedes y yo, somos llamados a vivir una vida celestial y espiritual, elevada y noble, viendo que hemos sido resucitados de los muertos para no morir más. Gocémonos y regocijémonos en esto. Comportémonos como quienes están vivos de los muertos, como los hijos felices de la resurrección. No hemos de ser esclavos del dinero, o cazadores que van tras la fama mundana. No hemos de poner nuestros afectos en las impías cosas de este mundo muerto y putrefacto, sino que nuestros corazones deben volar hacia lo alto, como jóvenes pájaros que se han liberado de sus conchas, a lo alto, hacia el Señor y las cosas celestiales en las cuales Él quiere que pongamos nuestras mentes.
La Resurrección de nuestro Señor Jesús. Sermón no.1653

domingo, 10 de agosto de 2008

Cartas desde el Sufrimiento - No.2

Nightingale Lane
Clapham
30 de Abril de 1876

Queridos Amigos:

Hasta el día de ayer había albergado la placentera esperanza de predicar esta mañana, pero la noche del viernes sufrí un nuevo ataque de severo dolor, y desde entonces no he podido abandonar mi lecho. Espero que tengan paciencia para con su pobre pastor enfermo, que está ansioso por cumplir con su trabajo, pero que es incapaz de ponerse de pie, y está casi imposibilitado de pensar.

Aunque un gran dolor con frecuencia turba el juicio, yo le doy gracias a Dios porque no se me ha permitido dudar de la bondad del Señor al afligirme, y, más bien, bendigo Su santo nombre por cada dolor agudo, a la vez que le suplico que produzca algo bueno de este mal presente. Si Él es glorificado en mí o por mí, seré el más feliz de los hombres.

Amados hermanos cristianos, laboren para Jesús mientras puedan, pues ustedes también podrían ser hechos a un lado.

Ustedes, que son inconversos, busquen al Señor de inmediato, pues pronto podrían estar colocados más allá de la misericordia.

Oren para que los dos amados hermanos que amablemente han asumido mi trabajo el día de hoy, puedan tener gran éxito en su predicación. Han tenido que sortear graves inconvenientes para venir y, por tanto, merecen nuestra amorosa gratitud.

Por favor, oren por mí. Sufro mucho y a ratos me siento abatido. Sin embargo, yo sé que el Señor es bueno.

Suyo muy afectuosamente

C. H. Spurgeon

jueves, 7 de agosto de 2008

Cartas desde el Sufrimiento - No.1

Nightingale Lane
Clapham
23 de Abril de 1876

Queridos Amigos:

Después de diez días de experimentar muchísimo dolor, ahora estoy mejorando, aunque todavía soy incapaz de caminar por mi habitación. Estoy seguro de que esto es bueno, pues es obra del Señor.

Mi gran desazón es no poder predicar y proseguir con la obra del Señor, pero, en respuesta a sus oraciones, creo que pronto estaré recuperado.

Soy una pobre y débil criatura para ser pastor de esa gran iglesia, pero estoy seguro de que el gran amor de ustedes tendrá paciencia conmigo. Yo me deleito en usar cada átomo de mi fortaleza en el servicio suyo, pero la carga es pesada, y mi mente desfallece ocasionalmente bajo su peso. Entonces la carne se adhiere a la mente y me convierto en un prisionero reducido a la impotencia.

Espero que la incapacidad del pastor sea un llamado para cada miembro de la iglesia, para hacer todo lo que esté de su parte para ganar almas y edificar la iglesia. Hagan que todo marche mejor de lo que marcharía si yo estuviera entre ustedes: sobre todo, les suplico que oren más. Una reunión de oración especial haría más bien para restaurarme, que todas los remedios que se pudieran obtener en el Salón de los Boticarios, por buenos que sean.

Anhelo ver que cientos sean salvados y agregados a la iglesia. ¿No hay algunas personas en la congregación que decidan hoy estar del lado del Señor?

Suyo en profundo amor

C. H. Spurgeon

miércoles, 30 de julio de 2008

Publicaciones

En 1895, tres años después de la muerte de Charles Haddon Spurgeon, fue publicada una biografía titulada Reminiscencias personales de Charles Haddon Spurgeon. Fue escrita por William Williams, un amigo cercano de Spurgeon, y uno de sus propios estudiantes del Colegio del Pastor, que ministraba a una concurrida iglesia que prosperaba bajo la sombra del Tabernáculo Metropolitano.
Aunque no se trataba de una biografía académica, (Williams creció en un medio rural, al igual que Spurgeon), gustó mucho al público en general y treinta y ocho años más tarde fue publicada nuevamente por la hija de Williams, con un Prólogo del doctor J. C. Carlile.
En un capítulo final que fue agregado: EPÍLOGO – Resplandor crepuscular, la hija de Williams procura actualizar la biografía escrita por su padre, compila algunas estadísticas y valora algo de la permanente influencia del amigo de su padre. Parecería adecuado terminar estos hechos notables de la vida de Spurgeon, desde la perspectiva de sus sermones, considerando algo más acerca del resplandor crepuscular, pues el resplandor continúa.
Dicho Resplandor fue escrito por una dama que, siendo una niña, sintió la mano de Spurgeon puesta sobre su cabeza para bendecirla, y que viajó desde el Tabernáculo algunas veces, en el coche de Spurgeon. También salía de vacaciones con la familia Spurgeon. Su padre frecuentemente le sugería textos a su amigo Spurgeon, y el Príncipe de los predicadores predicaba sobre ellos el siguiente domingo.
Tres años después de la muerte de Spurgeon, más de 60, 400,000 de sermones semanales se vendían todavía. Se conservaban siempre en inventario cerca de dos millones de sermones, junto con toneladas de otros materiales impresos de Spurgeon. El primer sermón semanal fue impreso en 1855 y el último fue impreso el 10 de Mayo de 1917, para formar un total de 3563 sermones. La publicación sólo se detuvo después de 62 años y medio por causa de las condiciones prevalecientes durante la guerra. Ninguna otra literatura de sermones ha igualado jamás ese record, ya sea en números o en circulación.
Cuando Passmore y Alabaster concluyó la publicación de las obras de Spurgeon en 1909, más de siete mil colecciones de los siete volúmenes del Tesoro de David habían sido publicadas. Estos libros han visto múltiples impresiones posteriores.
Treinta y ocho años después de la muerte de Spurgeon, 480,000 copias de John Ploughman habían sido vendidas, y Cada mañana y Cada noche habían alcanzado las cifras de 145,000 y 100,000 respectivamente. Desde entonces se publicó un volumen combinado de las lecturas matutinas y vespertinas, que ha visto muchas ediciones por parte de diversas casas editoriales.
Después de la muerte de Spurgeon, se publicó una réplica de su Biblia del púlpito, que vio una amplia circulación, pues se trataba de una Biblia que registraba cada versículo sobre el que había predicado, marcada con el número del sermón publicado junto al versículo correspondiente.
Estas cifras han sido rebasadas en millones, y las obras de Spurgeon en inglés se pueden encontrar en cualquier librería comercial de los Estados Unidos, Canadá y de otros países anglófonos. Esperemos que esa misma difusión sea alcanzada en los países de habla española.
Con esto ponemos fin a los comentarios sobre los hechos notables de la vida de Spurgeon, desde la perspectiva de sus sermones.
Soli Deo Gloria